miércoles, 27 de junio de 2012

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 MIÉRCOLES 4 DE JULIO








jueves, 21 de junio de 2012

Material sobre "Facundo o Civilización y Barbarie" de Domingo Faustino Sarmiento



Para empezar, les propongo que vean este pequeño:

Video sobre Facundo
Ahora, impriman la siguiente información:

¿Quién fue Facundo Quiroga?

Nació en San Juan de los Manos, provincia de La Rioja, en 1788.  A los dieciséis años comenzó a trabajar en la conducción de los arreos de su padre; a los veinte, este le encargó la administración de los bienes familiares. Poseído por la pasión del juego que lo dominara toda la vida, en 1812 perdió una importante suma de dinero perteneciente a su padre. Abandonó el hogar y se alistó en el contingente de doscientos hombres que formara el comandante de la frontera sur de Mendoza, Manuel Corvalán.
Partió con los reclutas en dirección a Buenos Aires, donde fue destinado al Regimiento de Granaderos a Caballo. Se dirigió a su provincia, de donde había sido reclamado por su padre. De 1816 a 1818 fue capitán de milicias en el departamento de San Antonio bajo las órdenes del comandante Juan Fulgencio Peñaloza, a quien reemplazó en 1817. En ese año contrajo enlace con María de los Dolores Fernández. En la Gaceta de Buenos Aires del 31 de enero de 1818 apareció un decreto de Pueyrredón reconociéndolo Benemérito de la Patria. En diciembre de 1818 se dirigió a Córdoba; a fines de enero de 1819 emprendió el regreso a su provincia. Al llegar a la ciudad de San Luis fue detenido por orden del gobernador.
El 8 de febrero de 1819 estalló en San Luis una conspiración de los jefes españoles vencidos en las luchas por la Independencia. Quiroga mereció una medalla de plata, decretada por el Congreso para todos los leales defensores del orden en la sublevación de San Luis. Se hizo cargo del gobierno de La Rioja, que ejerció desde el 28 de marzo hasta el 22 de julio de 1823. El 6 de diciembre de 1824 en Buenos Aires abrió sus sesiones el Congreso General Constituyente. El 15 de agosto de ese año se había fundado en La Rioja el Banco y Casa de Moneda, del cual era accionista principal, siendo su presidente Braulio Costa. En octubre de 1825 llegó a Buenos Aires Rivadavia, quien había fundado en Londres la River Plate Mininy Association que explotara las minas de La Rioja. Esta provincia y sus hombres, Quiroga muy especialmente, se pronunciaron contra el Congreso y contra Rivadavia.
El 18 de setiembre de 1826 la Legislatura riojana decidió no reconocer la presidencia de Rivadavia ni las leyes emanadas del Congreso. En mayo se movilizó contra Paz y fue derrotado en La Tablada el 23 de junio. La derrota fue festejada en los círculos gubernistas de La Rioja. De regreso en su provincia, Quiroga hizo fusilar, el 19 de julio, a Inocencio del Moral y sus dos hijos, entre otros, que eran quienes más se habían caracterizado en sus burlas para con el derrotado.
Quiroga no deseaba seguir la guerra. El 10 de enero de 1830 desde Mendoza escribió a Paz una carta, que tenía la primera declaración a favor de la organización nacional. A pesar de todo siguió la guerra y volvió a enfrentarse a Paz en Oncativo, siendo su ejército destrozado el 25 de febrero de 1830. Se dirigió a Buenos Aires, donde fue recibido como un triunfador. El 18 de diciembre de 1832 los gobiernos de Mendoza y San Juan designaron a Quiroga director de la guerra contra los indios que azotaban sus fronteras.
Al regresar de su misión, fue asesinado en Barranca Yaco, jurisdicción de Córdoba, el 16 de febrero de 1835, por una patrulla que comandaba Santos Pérez, persona de confianza de los Reinafé.


EL ORDEN PROVINCIAL: Si se estudia la organización política de La Rioja durante la actuación de Quiroga, se observará que se destaca la vigencia de un ordenamiento legal mucho más establecido de lo que suele suponerse. El análisis de ciertos aspectos sustanciales de las relaciones entre los poderes provinciales riojanos (el gobierno y la Sala de Representantes) y Quiroga, que se iniciaron en 1820, sugiere la necesidad de matizar esa imagen del caudillo que, seguido por sus huestes, dominaba a su antojo una tierra de nadie.
Por una parte, se observa que, junto al poder de Quiroga, se mantenía una estructura política/legal, a veces de origen colonial; por otra, se advierte que el desarrollo de instituciones estatales en la provincia no era una simple formalidad. Por el contrario, estas instituciones, aunque rudimentarias, traducen el surgimiento de nuevas condiciones políticas, que se inscribían dentro de los esfuerzos por consolidar soberanías provinciales autónomas en el Río de la Plata, durante la primera mitad del siglo XIX.
Lo cierto es que el poder particular del caudillo estaba basado sobre relaciones informales (familiares, amistosas, comerciales) y formales, y se amparaba en una legalidad que estaba presente tanto en sus relaciones políticas como en sus actividades privadas. Así, el poder de Quiroga se asentaba, también, en su condición de ganadero, comerciante y prestamista de grandes sumas de dinero.
En su carácter de hombre de negocios, se sometía a ciertas normas prácticas que regulaban las relaciones comerciales de la época, como la escrituración de la compra de tierras o el pago de derechos de exportación a su provincia.


FACUNDO Y ROSAS:
"¡Sombra terrible de Facundo, voy a evocarte, para que sacudiendo el ensangrentado polvo que cubre tus cenizas te levantes a explicarnos la vida secreta y las convulsiones internas que desgarran las entrañas de un noble pueblo!
Tú posees el secreto: ¡revélanoslo! Diez años aún después de tu trágica muerte, el hombre de las ciudades y el gaucho de los llanos argentinos, al tomar diversos senderos en el desierto, decían: "¡No! ¡no ha muerto! ¡Vive aún! ¡Él vendrá!" ¡Cierto! Facundo no ha muerto; está vivo en las tradiciones populares, en la política y revoluciones argentinas; en Rosas; su heredero, su complemento; su alma ha pasado a este otro molde más acabado más perfecto; y lo que en él era sólo instinto, iniciación, tendencia, convirtióse en Rosas en sistema, efecto y fin.
La naturaleza campestre, colonial y bárbara, cambióse en esta metamorfosis en arte, en sistema y en política regular, capaz de presentarse a la faz del mundo como el modo de ser de un pueblo encarnado en un hombre que ha aspirado a tomar los aires de un genio que domina los acontecimientos, los hombres y las cosas.
Facundo, provinciano, bárbaro, valiente, audaz, fue reemplazado por Rosas, hijo de la culta Buenos Aires, sin serlo él; por Rosas, falso, corazón helado, espíritu calculador, que hace el mal sin pasión y organiza lentamente el despotismo con toda la inteligencia de un Maquiavelo.
Tirano sin rival hoy en la tierra, ¿por qué sus enemigos quieren disputarle el título de grande que le prodigan sus cortesanos? Si, grande y muy grande es, para gloria y vergüenza de su patria, porque si ha encontrado millares de seres degradados que se unzan a su carro para arrastrarlo por encima de cadáveres, también se hallan a millares las almas generosas que en quince años de lid sangrienta no han desesperado de vencer al monstruo que nos propone el enigma de la organización política de la República.
Un día vendrá, al fin, que lo resuelvan, y el Esfinge Argentino, mitad mujer por lo cobarde, mitad tigre por lo sanguinario, morirá a sus plantas, dando a la Tebas del Plata el rango elevado que le toca entre las naciones del Nuevo Mundo".
(DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO, Frag. de FACUNDO)

Sarmiento entre su civilización y su barbarie

El 11 de septiembre de 1888 moría en Paraguay Domingo Faustino Sarmiento. En su honor, en esta fecha se conmemora el día del maestro. Para recordarlo hemos elegido algunos fragmentos del libro Los Mitos de la Historia Argentina 2 que sintetizan parte de su pensamiento.

Fuente: Felipe Pigna, adaptación para El Historiador del libro Los mitos de la historia argentina 2, Buenos Aires, Planeta, 2005.

Domingo Faustino Sarmiento fue ante todo un hombre de su tiempo, marcado por profundas contradicciones y una enorme sinceridad que lo llevaba a ser siempre políticamente incorrecto. Insultó a la oligarquía de su tiempo y pidió no ahorrar sangre de los mismos gauchos a los que llamaba “el soberano” y se obsesionaba en educar. Todo eso, no parte de ello, fue Sarmiento.

Nació el 15 de febrero de 1811 en el Carrascal, San Juan. Allí el joven Domingo conoció al que sería el protagonista de su libro más importante: Facundo (Quiroga), quien tomó San Juan y gran parte de Cuyo. (…) Sarmiento subtituló esta obra con la frase que sintetizaba su pensamiento: “Civilización y Barbarie”. Así describía el autor su obra: “Remito a su excelencia un ejemplar del Facundo que he escrito con el objeto de preparar la revolución y preparar los espíritus. Obra improvisada, llena por necesidad de inexactitudes, a designio a veces, no tiene otra importancia que la de ser uno de los tantos medios tocados para ayudar a destruir a un gobierno absurdo y preparar el camino de otro nuevo”. La obra literaria de Sarmiento estuvo marcada por su actuación política desde que escribió: “…Facundo no ha muerto ¡Vive aún!; está vivo en las tradiciones populares, en la política y las revoluciones argentinas; en Rosas, su heredero, su complemento…”

Sarmiento pensaba que el gran problema de la Argentina era el dilema entre la civilización y la barbarie. Como muchos pensadores de su época, entendía que la civilización se identificaba con la ciudad, con lo urbano, lo que estaba en contacto con lo europeo, o sea lo que para ellos era el progreso. La barbarie, por el contrario, era el campo, lo rural, el atraso, el indio y el gaucho. Este dilema, según él, sólo podía resolverse con el triunfo de la "civilización" sobre la "barbarie". Decía en un lenguaje ciertamente bárbaro: “Quisiéramos apartar de toda cuestión social americana a los salvajes por quienes sentimos sin poderlo remediar, una invencible repugnancia”. En una carta le aconsejaba a Mitre: “…no trate de economizar sangre de gaucho. Éste es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre es lo único que tienen de seres humanos esos salvajes”.

Entre 1845 y 1847, por encargo del gobierno chileno, visitó Uruguay, Brasil, Francia, España, Argelia, Italia, Alemania, Suiza, Inglaterra, Estados Unidos, Canadá y Cuba. En cada uno de estos países se interesó por sus sistemas educativos, el nivel de enseñanza y las comunicaciones. (…)

Cuando Sarmiento asumió la gobernación de San Juan dictó una Ley Orgánica de Educación Pública que imponía la enseñanza primaria obligatoria y creaba escuelas para los diferentes niveles de educación, entre ellas una con capacidad para mil alumnos, el Colegio Preparatorio y una escuela destinada a la formación de maestras. Desde la presidencia siguió impulsando la educación fundando unas 800 escuelas…

Sarmiento aprendió en Estados Unidos la importancia de las comunicaciones en un país extenso como el nuestro. Durante su gobierno se tendieron 5.000 kilómetros de cables telegráficos y en 1874, poco antes de dejar la presidencia, pudo inaugurar la primera línea telegráfica con Europa. Modernizó el correo y se preocupó particularmente por la extensión de las líneas férreas.

Desde el gobierno, Sarmiento intentó concretar proyectos renovadores como la fundación de colonias de pequeños agricultores de Chivilcoy y Mercedes. La experiencia funcionó bien, pero cuando intentó extenderla se encontró con la cerrada oposición de los terratenientes nucleados en la recientemente fundada Sociedad Rural Argentina, que en la persona de su presidente Enrique Olivera, le hizo saber a Sarmiento que el sindicato de los terratenientes consideraba “inconveniente implantar colonias como la de Chivilcoy donde ya estaba arraigada la industria ganadera”. Sarmiento se enojó y declaró: “Nuestros hacendados no entienden jota del asunto, y prefieren hacerse un palacio en la Avenida Alvear que meterse en negocios que los llenarían de aflicciones. Quieren que el gobierno, quieren que nosotros que no tenemos una vaca, contribuyamos a duplicarles o triplicarles su fortuna a los Anchorena, a los Unzué, a los Pereyra, a los Luros, a los Duggans, a los Cano y los Leloir y a todos los millonarios que pasan su vida mirando cómo paren las vacas. En este estado está la cuestión, y como las cámaras (del Congreso) están también formadas por ganaderos, veremos mañana la canción de siempre, el payar de la guitarra a la sobra del ombú de la Pampa y a la puerta del rancho de paja”.

En 1875, Sarmiento asumió como Director General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires. Si bien estaba obsesionado por la educación primaria, limitaba a ese nivel de enseñanza la conveniencia de la educación popular: “La educación más arriba de la instrucción primaria la desprecio como medio de civilización. Es la educación primaria la que civiliza y desenvuelve la moral de los pueblos. Todos los pueblos han tenido siempre doctores y sabios, sin ser civilizados por eso”.

Durante la presidencia de Roca ejerció el cargo de Superintendente General de Escuelas del Consejo Nacional de Educación y logró la sanción de la Ley 1420, que establecía la enseñanza primaria, gratuita, obligatoria, gradual y laica.

Sarmiento murió el 11 de septiembre de 1888. De acuerdo con su voluntad, su cuerpo fue cubierto con las banderas de Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay, y trasladado a Buenos Aires. Pocos años antes, había dejado escrito una especie de testamento político: “…sin fortuna que nunca codicié, porque era bagaje pesado para la incesante pugna, espero una buena muerte corporal, pues la que me vendrá en política es la que yo esperé y no deseé mejor que dejar por herencia millones en mejores condiciones intelectuales, tranquilizado nuestro país, aseguradas las instituciones y surcado de vías férreas el territorio, como cubierto de vapores los ríos, para que todos participen del festín de la vida, del que yo gocé sólo a hurtadillas”.

Fuente: www.el historiador.com.ar/articulos/organizacion_nacional/sarmiento_civilizacion_y_barbarie.php